- Pizza: La verdadera pizza italiana se hace con una corteza tan delgada que no se puede recoger sin doblar por la mitad. La pizza italiana clásica tiene sólo tres ingredientes: salsa de tomate, un buen queso mozzarella y albahaca fresca.
- Pasta: Salsas están llenos de sabor, que proviene del aceite de oliva fresco y de calidad, ingredientes sabrosos como el azafrán, albahaca, ajo, setas, carnes y pescados, y así sucesivamente – lo que no deben ser utilizados en grandes cantidades.
- Las ensaladas: Las ensaladas italianas por lo general disponen de lechuga o de otras verduras con tomate fresco, a menudo con queso fresco y albahaca. El aceite de oliva y vinagre balsámico son llevados a la mesa junto con la sal y la pimienta para vestir a la ensalada, y eso es todo. No hay aderezos cremosos en la ensalada italiana.
- Pan: En Italia, el propósito del pan con la comida es para que absorba las deliciosas salsas a la izquierda en su plato. Ciertamente no es servido como acompañamiento, en Italia, de hecho, el pan no se sirve con la mantequilla en lo absoluto.
- Aceite de Oliva: El aceite de oliva tiene efectos muy beneficiosos para la salud, así por estudios se ha demostrado que el aceite de oliva, es efectivo para reducir el colesterol en la sangre, disminuyendo el riesgo de cardiopatía isquémica –angor e infarto-, además de tener un efecto beneficioso sobre la tensión, prevenir la formación de coágulos. Produce un perfil lipídico más favorable lo que conlleva una disminución del riesgo de arterioesclerosis. También protege del cáncer de colon y mama y previene del envejecimiento de nuestros tejidos.
Existen datos que apuntan que el aceite de oliva virgen es beneficioso para hacer frente a otros factores de riesgo cardiovasculares, como la diabetes. Varios estudios realizados sobre pacientes con diabetes mellitas tipo II, han demostrado que una dieta mediterránea rica en aceite de oliva, baja en grasas saturadas, moderadamente rica en hidratos de carbono y fibra soluble proveniente de frutas, vegetales y cereales, constituyen una dieta muy eficaz para estos pacientes. Esta dieta mejora el control de la glucosa en sangre, y reduce la concentración de lipoproteínas aterogénicas existentes en los diabéticos, aumenta la sensibilidad a la insulina y reduce la tensión arterial tanto sistólica como diastólica.
También, dos motivos son las principales causas que permiten a los italianos comer pasta cuando les apetece, mañana o noche, y mantener una figura envidiable. El primero es el horario y es que comen a las 12:30 del mediodía y cenan alrededor de las 7 de la tarde, una hora que para la mayoría de nosotros es la de la merienda. Este horario les permite quemar gran parte de lo que han comido antes de acostarse y así no depositarlo en las cartucheras, barriga o cualquiera que sea nuestro punto débil. Además de eso, el segundo motivo, ¡la pasta no engorda! Ya que la pasta tiene un bajísimo contenido en grasas. De hecho, su composición química por cada 100 gramos es de 75% de hidratos de carbono, 13% de proteínas y solamente un 1% de grasas; el resto es fibra, sodio, calcio, hierro… Entonces, ¿dónde está el truco? En las salsas. Así, por ejemplo, si comemos 100 gramos de espaguetis con una cucharada de aceite de oliva y una cucharada de queso parmigiano solamente consumiremos 250 calorías, comparable a comer dos yogures. De la misma forma, salsas como ‘a la rabiata’, muy picante y hecha con ajo, o al pesto, hecha con albahaca, pueden incluirse en una dieta light.
El problema llega, entonces, cuando empezamos a añadir carne, nata, bacon, queso y demás ingredientes a nuestro plato de pasta. Esas son las grasas que nos hacen engordar, y no la pobre pasta, marginada al montón de ‘los que engordan’ por muchos de nosotros. Un plato de pasta siguiendo la dieta mediterránea, con aceite de oliva y verduras, es sanísimo.